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La Secretaría de Salud Mental, a través del Programa Provincial de Prevención del Suicidio, brinda información y recomendaciones para sensibilizar a la comunidad en torno a esta conducta.
Debe subrayarse que, el suicidio es un acto que puede prevenirse y evitarse; una persona que transita un proceso suicida puede dar múltiples señales de alerta, por lo que es necesario que los distintos actores sociales los conozcan para poder brindar ayuda.
Además, debe tenerse en cuenta que se trata de un comportamiento motivado por situaciones transitorias, que con ayuda y acompañamiento pueden cambiar.
Misael Moreno Frías, referente del Programa, destaca: “Se puede considerar que la pandemia por Covid-19, a pesar de todas las consecuencias negativas, nos dejó algunos aprendizajes en relación a la salud mental, ya que puso el tema en agenda y se pudo reducir el estigma asociado con realizar consultas a un profesional de psicología o psiquiatría”.
Moreno Frías agregó que la pandemia ayudó también a conocer sobre el enfoque de corresponsabilidad, que quiere decir que la prevención no es sólo materia de los profesionales, sino que también es necesaria la participación de la ciudadanía.
“Con la conducta suicida sucede algo similar, muchas veces es necesario que haya vecinos, familiares, docentes que se interesen, puedan ver señales de alerta y se animen a preguntar. Si se encuentran con una situación en la que hay ideación o riesgo de suicidio, el camino a seguir es motivar para que la persona pueda recibir ayuda profesional”, explicó el referente.
En este sentido, cabe destacar que el Programa brinda capacitaciones para equipos de salud sobre cómo abordar las conductas suicidas, cómo trabajar la posvención (intervenciones posteriores a un evento autodestructivo) y cuando hay conductas autolesivas. También realiza conversatorios abiertos a la comunidad, para informar, reducir el estigma y promover la corresponsabilidad.
Además, trabaja a través de talleres con adolescentes con el objetivo de generar habilidades y ofrecer recomendaciones vinculadas a la gestión de las emociones, a resolver problemas, abordar pensamientos difíciles o comunicarse de manera asertiva.
Las entidades que estén interesadas en sus actividades pueden contactarse con el Programa a través de las vías de contacto (0351) 4341511, o mail [email protected].
Señales de alarma
Desde el Programa, se indica prestar atención a determinadas actitudes, que pueden ser señales de alarma, entre ellas:
- Aislamiento de amistades, familiares y actividades regulares.
- Descuido inusual de la apariencia personal.
- Cambio notorio en la personalidad.
- Pérdida de interés en las actividades que hasta ese momento eran consideras placenteras.
- Decir que “uno” es un problema para los demás.
- Arreglar asuntos pendientes y regalar pertenencias.
- Alucinaciones o pensamientos extravagantes.
- Despedirse de personas queridas.
- Dificultad para comunicarse.
- Cambios en los hábitos alimenticios y de sueño.
- Percepción de una baja capacidad para resolver los problemas.
Recomendaciones
Es fundamental atender a comentarios que se relacionan con la muerte, manifestaciones de no querer vivir más y otros como verbalizaciones sobre sentirse un problema para las personas allegadas.
Es muy importante hablar de la situación por la que está atravesando la persona, ya que puede que esta resulte su única oportunidad para pedir ayuda.
En este sentido, es necesario que las personas allegadas –familiares, compañeros/as de trabajo, de estudio, de actividades sociales, deportivas, recreativas, y vínculos cercanos-, se animen a preguntar; buscar referentes de confianza; sin juzgar ni retar; manteniendo una actitud empática y colaborativa; y no subestimar la crisis por la que está atravesando la persona; acompañarla y persuadirla en buscar ayuda.
Asimismo, no se debe esperar a que la persona sea quien hable sobre el tema, sino indagar en qué es lo que está atravesando a través de una escucha activa, sin prejuicios.
Para más información sobre prevención del suicidio, se puede acceder a este link.