De todas las imágenes que quedarán en la memoria de los cordobeses de estos días de combate al fuego, una de las más destacadas es la del rostro del cabo de la policía Jorge Acevedo, quien no vaciló en arriesgar su vida para rescatar a una mujer de una zona rural de San Esteban en la que avanzaban las llamas.
Pasados algunos días de esa acción de la que habló el país entero, Acevedo se siente orgulloso de la labor desplegada por todos los bomberos y policías que trabajan sin descanso para tratar de sofocar los incendios que se desataron hace más de una semana.
“Espero que la gente colabore y que sepan que la Provincia de Córdoba pone todo a nuestra disposición para que podamos enfrentar la situación”.
Acevedo admite que el panorama era muy complejo y que, si bien había estado en escenarios similares en otras ocasiones, “me sentía abrumado porque nunca había vivido una situación como esta”.
El cabo estaba en San Esteban el viernes 20, día que quedará grabado en su memoria porque no dudó en enfrentar al fuego para salvar a una mujer.
Recuerda que ya habían evacuado a varias familias y que la superioridad ordenó a todo el personal replegarse porque se acercaban peligrosamente las llamas.
“Cuando estábamos saliendo del lugar, al pasar por una tranquera, una mujer de avanzada edad, entre 80 y 90 años, estaba quieta, no se movía”, relata Acevedo.
“Desciendo entonces del móvil, la entrevisto, le pregunto si había alguien más en el lugar y me dice que no, que estaba sola, así que la cargo y salimos, pero el fuego nos cruzó y nos empezó a cerrar el paso, y se empezaron a prender fuego las cubiertas…”
Lo que sucedió a continuación habla no sólo del valor de Acevedo sino del aprendizaje de técnicas que, en los momentos de mayor dificultad, pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte.
El cabo lleva 15 años en la Policía de la Provincia y es profesor. “Siempre les digo a mis alumnos que miedo ante una situación así vamos a tener todos; el tema es tratar de que ese miedo nunca nos controle”.
Y retoma el relato de cuando las llamas se apoderaron del vehículo policial.
Cuenta que el humo tornaba el ambiente irrespirable y por eso “tomé la decisión de bajar a la mujer del móvil y la comencé a arrastrar debido a que al ras del piso la densidad de humo es menor». Al final llegaron a un lugar seguro y la anciana no sufrió ningún tipo de heridas.
Acevedo, en cambio, recibió quemaduras de primer grado y todavía luce el vendaje en uno de sus brazos, pero conserva la satisfacción de haber actuado con resolución y salvado una vida.