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La emprendedora que elabora conservas y viandas por vocación

Cuando hay ganas y voluntad, la edad no es límite para ningún trabajo. María del Carmen Saires es una jubilada cordobesa que acostumbra realizar cursos de capacitación sobre gastronomía dictados por el Gobierno de Córdoba y que canaliza su aprendizaje en microemprendimientos hogareños de elaboración de conservas, dulces, licores y comidas.

Todos los mediodías, llueva o haga frío, sale con su moto a repartir los alimentos que produce con tanto esmero desde la humilde vivienda que alquila en barrio Argüello Norte, en la ciudad de Córdoba. En varias obras en construcción, obreros devenidos en clientes esperan sus viandas y también vecinos de barrios próximos (Argüello, Quebrada de las Rosas, Los Plátanos, inmediaciones del CPC Colón) aguardan que llegue para degustar estofados con puré, sandwiches de milanesa y pastas, entre otras delicias.

A sus 65 años, María del Carmen perfeccionó sus habilidades culinarias con los cursos gratuitos de cocina básica y de dulces y conservas dictados por el Ministerio de Empleo y Formación Profesional provincial, que efectuó a lo largo de 2022. Se capacitó en el Centro Integral de Formación para la Inserción Laboral (Cifil) Quintas de Argüello.

“Me gusta mucho cocinar, desde siempre; preparo los alimentos en mi casa, aunque no tengo cocina industrial”, expresa.

Gracias a las capacitaciones en oficios que brinda la Provincia para ayudar a ser emprendedor, la abnegada trabajadora consiguió insertarse en el mercado laboral informal y trabaja exitosamente, con constancia y sacrificio como sus pilares fundamentales.

Anteriormente, trabajó 40 años como empleada doméstica en una casa de familia y se jubiló con este servicio. No obstante, su vocación era la gastronomía; de hecho, fue ayudante de cocina en restaurantes durante mucho tiempo.

En la feria Aguaducho

Sábados y domingos María del Carmen concurre a la feria del pasaje Aguaducho, en barrio Alberdi, para tratar de comercializar conservas de berenjena y de pimiento; dulces de pera, manzana, durazno e higo; escabeches de mondongo, carne, pollo, verduras mixtas y lengua; vitel toné; arrollados; empanadas listas para hornear; bondiolas y licores. Los vende con la marca Azul Carmín. Para las fiestas de fin de año también produce pan dulce y budines.

“En la feria la gente compra los productos que elaboro; pero, por cómo está la situación, primero siempre consulta los precios”, aclara.

Ahora está participando en el curso de manipulación de alimentos virtual que imparte el Ministerio de Industria, Comercio y Minería provincial. “Lo hago porque la Municipalidad de Córdoba exige el carnet de manipulador de alimentos a quienes venden en ferias callejeras”, explicó al respecto.

María del Carmen es incansable: también se inscribió para realizar un curso de panadería, que arranca en los próximos días.

De gran utilidad

“Quería realizar un microemprendimiento que me ayudara económicamente y estos cursos me abrieron puertas en lo que me gusta; son muy interesantes porque aprendés de todo y te sirven para ahorrar en el hogar”, reflexiona María del Carmen.

Por ejemplo, destaca que en el curso de cocina básica -realizado entre agosto y noviembre pasado- aprendió a hacer pastas, a reciclar frascos y botellas, a economizar en el envasado, a medir y pesar los ingredientes “para no desperdiciar”, a fabricar licores caseros y “a tener especial cuidado en la higiene” al manipular cosas.

Acerca de las conservas y dulces, cuenta que las hace “en los horarios libres” y que le permiten “distraerse”. Luego se explaya: “Tienen su proceso: hay que esterilizar los frascos, envasar en caliente y después pasteurizar”.

Se considera “una persona muy activa”, a la que le gusta “hacer cosas y mantenerse ocupada”.

Atenta a los tiempos que corren, con las redes sociales como protagonistas centrales en la comunicación, publica sus productos por WhatsApp e Instagram.

María del Carmen recomienda a otros microemprendedores que hagan estos cursos de oficios que dicta el Gobierno provincial“Son una excelente herramienta, sirven como salida laboral para la gente que no tiene trabajo, y sobre todo a los jóvenes que no fueron a la escuela secundaria y no saben qué hacer”, finaliza.